sábado, 11 de octubre de 2008

Ella soñará un verso que él nunca escuchará. Él no trepará sus trenzas una noche de invierno. Ella soñará un viaje y no habrá despedidas, ni canciones de amor, ni Capuleto y Montesco. Crecerán y en la espuma del tiempo se deshacen sus sueños. No quedará ni un recuerdo, ni en la noche un lamento. Quizá una leve herida que lavará el olvido o el agua de la clepsidra.

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